martes, abril 04, 2006







Aqui les va un extracto del cuento que tengo pensado ilustrar:"El pajaro verde"de Juan Emar:

"...Vuelvo a recobrar mi sangre fria y, con ella la clara nocion de mi deber. Alzase mi brazo y el arma. pero el loro vuelve a mirarme fijamente y vuelve a hablar:
-¿El señor Juan Em...?
Y yo con tal de terminar pronto:
-Servidor de ust...
Tercer picotazo. Mi viejo perdio un ojo. como quien usa una cucharilla especial , el loro con su pico se lo vacio y luego lo escupio a mis pies.
El ojo de mi viejo era de una redondez perfecta salvo en el punto opuesto de la pupila donde crecia una como pequeña colita que me recordo inmediatamente a los agiles guarisapos que pueblan los pantanos. De esta colita salia un hilo escarlata delgadisimo que, desde el suelo iba a internarse en la cavidad vacia del ojo y que con los desesperados movimientos del anciano se alargaba, se acortaba, temblaba, mas no se rompia ni tampoco movia al ojo quedando como adherido al suelo.este ojo era , repito -hechas las salvedades que anoto-perfectamente esferico. Era blanco,blanco cual una bolita de marfil. Yo siempre habia imaginado que los ojos atras -y sobre todo de los ancianos- eran ligeramente tostados. Mas no:blanco, blanco cual una bolita de marfil.
Sobre este blanco, con gracia, con sutileza, corrian finisimas venas de laca que entremezclandese con otras mas finas aun de cobalto , formaban una maravillosa filigrana, tan maravillosa, que parecia moverse , resbalar por el humedo blanco y a veces hasta desprenderse para ir luego por los aires como una telaraña iluminada que volase .
Pero no. Nada se movia. Era una ilusion nacida del deseo-harto legitimo por lo demas- de que tanta belleza y gracia aumentase, siguiese, llegase a la vida propia y se elevara para recrear a la vista con sus formas multiplicadas , el alma con su realzacion asombrosa.
Un tercer grito me volvio al camino de mi deber ¿grito? No tanto. Un quejido ronco; eso es, un quejido ronco pero suficiente como he dicho para volverme al camino de mi deber.
Un salto y silba en mi mano la mano del mortero. El loro se vuelve, me mira:
¿El señor Ju...?
Y yo presuroso:
Servidor de u...
Un instante. detencion. Cuarto picotazo.
Este cayo en lo alto de la nariz y se termino en su base, es decir, la rebano en su totalidad ..."


Elegi este relato por la capacidad que tienen ciertas situaciones de abandonar un orden logico. de pronto nos encontramos con un impensable desarrollo del texto, en lo que sera la parte mas tensa, propio de la impronta y la creacion narrativa de Juan Emar(Alvaro Yañes Bianchi , Chile 1893-1964), que de pronto salta de lo basicamente descriptivo hacia.. bueno ... lo que menos se pudiera esperar."Una posesion misteriosa, sobrecargada de innumerables sorpresas", Como lo definian los del grupo Mandragora.

Este cuento aparece en el libro "Diez", publicado originalmente en el año 1937 presentan una comun factura alucinante que -tal como lo advierte Pablo neruda en el prologo- nos hace vislumbrar a "nuestro Kafka"
Este cuento trata acerca de un loro embalsamado que luego de casi 20 años de muerto,cobra vida en pos de una (supuestamente) insignificante afrenta , con la intencion de vengarse de su "contendor" , para luego de cumplir su cometido ,volver a su condicion inanimada..... recomendable.
Biografia Autor:
Juan Emar, seudónimo de Álvaro Yáñez Bianchi, irrumpió en la escena artística nacional asociado al grupo Montparnasse, formado por Henriette Petit, José Perotti, Luis Vargas Rosas, Manuel Ortiz de Zárate y Julio Ortiz de Zárate. Esta fusión de intelectuales se constituyó en el principal promotor de los cambios que experimentaría la plástica nacional en la década del veinte. Al regresar de París, cuna de los vanguardistas latinoamericanos, comenzó a emplazar la -a veces atenuada- revuelta contra la institucionalidad artística chilena desde el diario La Nación, propiedad de Eliodoro Yáñez, su padre. Así, la masiva tribuna del periódico liberal acogió las Notas de Arte (1923-1925) para permitirle a Emar proclamar la necesidad de ruptura con el criollismo, que dominaba tanto la literatura como las artes plásticas en el anquilosado medio nacional. A través de sucesivas notas firmadas por él y/o sus representantes, fueron explicados los fundamentos de la protesta vanguardista que encabezaba. Luego de esta actividad, el autor desapareció del ámbito público por casi diez años. Aunque la obra literaria de Juan Emar respondió a una evolución propia que empezó con el inédito "Torcuato" (1917), no fue sino hasta 1935 cuando comenzó a disputar territorio dentro del medio local. Durante ese año aparecieron Miltín 1934, Un Año y Ayer. Estas tres novelas desafíaron los códigos de representación del realismo dominante, al soportarse en estructuras fragmentarias y alegóricas. Éstas incluyeron, además, principios propios del cubismo y del futurismo europeo que las acercaron decididamente tanto a los planteamientos constructivistas, como también al creacionismo de Vicente Huidobro. Asimismo, los temas se desplegaron en amplios espectros, colmados de humor negro, ocultismo, inconsciente y erotismo. Más tarde, en 1937, apareció Diez, libro que vino a confirmar la radicalidad de su propuesta artística. Incomprendido por la crítica de ese entonces, no fue sino hasta las décadas de los setenta y ochenta cuando tímidamente comenzó su rescate. Su obra reapareció bajo el rótulo de surrealista, kafkiana o incluso proustiana. Sin embargo, la vaguedad que exhibieron estos adjetivos recién fue resuelta a partir de los años noventa, cuando la abundancia de estudios críticos y referencias a su obra hicieron que su figura ocupara un puesto destacado dentro del canon alternativo que se ha ido estableciendo en la historia de la literatura chilena. Finalmente, la publicación de Umbral por parte de la Dibam en 1996, abrió amplias posibilidades a las futuras generaciones para hacerse cargo de su extenso legado.